martes, 20 de marzo de 2012

LA NATURALEZA DE DIOS

 


Tomado del Libro La Unicidad de Dios de (David K. Bernard)
Capitulo 2 (La Naturaleza de Dios)



Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” (Juan 4:24).


Para poder continuar con nuestro estudio de la unicidad de Dios, es esencial que aprendamos más acerca de la naturaleza de Dios. Por supuesto, nuestras pequeñas mentes humanas no pueden descubrir o comprender todo lo que hay de conocer acerca de Dios, pero la Biblia sí describe muchas características y atributos importantes que Dios posee. En este capítulo trataremos con algunos de los atributos de Dios que le hacen a El ser Dios—aquellos que forman una parte esencial de Su naturaleza. Estudiaremos también algunas de las maneras en las cuales Dios ha revelado a la humanidad Su naturaleza, en particular mediante manifestaciones visibles.

LA NATURALEZA DE DIOS

Dios Es Espíritu
Jesús proclamó esta verdad en Juan 4:24. La Biblia la revela consistentemente, desde Génesis 1:2 (“y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas”) hasta Apocalipsis 22:17 (“Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven.”). Hebreos 12:9 le llama a Dios el Padre de los espíritus.

¿Qué es un espíritu? El Diccionario Webster (inglés) incluye en su definición de la palabra lo siguiente: “Un ser sobrenatural, incorpóreo, y racional siendo usualmente invisible a los seres humanos pero poseyendo el poder de hacerse visible a su voluntad . . . un ser que posee una naturaleza incorpórea o inmaterial.”



1 La palabra hebrea que se traduce espíritu es ruwach, y puede significar viento, aliento, vida, ira, insustancialidad, región del cielo, o el espíritu de un ser racional. 
La palabra griega traducida como espíritu, pneuma, puede significar una corriente de aire, aliento, un soplo repentino, brisa, espíritu, alma, principio vital, disposición, ángel, demonio, o Dios.


2 Las tres definiciones enfatizan que un espíritu no tiene carne y huesos (Lucas 24:39). Del mismo modo, Jesús indicó que el Espíritu de Dios no tiene carne y sangre (Mateo 16:17). Entonces, cuando la Biblia dice que Dios es Espíritu, quiere decir que El no puede ser visto ni tocado físicamente por los seres humanos. Como un Espíritu, El es un Ser inteligente y sobrenatural que no tiene un cuerpo físico.

Dios Es Invisible

Ya que Dios es un Espíritu, El is invisible, a menos que El escoga manifestarse al hombre en alguna forma visible. Dios le dijo a Moisés, “No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá” (Éxodo 33:20). “A Dios nadie le vio jamás” (Juan 1:18; 1 Juan 4:12). No tan solo ningún hombre ha visto a Dios jamás, sino que ningún hombre puede ver a Dios (1 Timoteo 6:16). Varias veces la Biblia le describe a Dios como siendo invisible (Colosenses 1:15; 1 Timoteo 1:17; Hebreos 11:27).
Aunque el hombre puede ver a Dios cuando El aparece en
varias formas, ningún hombre puede ver directamente el Espíritu invisible de Dios.

Dios Es Omnipresente (Presente En Todo Lugar)

Porque Dios es un Espíritu, El puede estar en todo lugar al mismo tiempo. El es el único Espíritu que es verdaderamente omnipresente; pues todos los otros seres espirituales como los demonios, los ángeles, y Satanás mismo pueden ser confinados a ciertas localidades (Marcos 5:10; Judas 6; Apocalipsis 20:1-3).
Aunque Dios es omnipresente, no podemos igualarle a la naturaleza, sustancia, o las fuerzas del mundo (que sería panteísmo), porque El tiene individualidad, personalidad, e inteligencia.
Salomón reconoció la omnipresencia de Dios cuando oró en la dedicación del Templo, diciendo, “He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener” (1 Reyes 8:27; véase 2 Crónicas 2:6; 6:18). Dios declaró Su omnipresencia diciendo, “El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies” (Isaías 66:1; véase también Hechos 7:49). Pablo predicó que el Señor “no está lejos de cada uno de nosotros. Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos” (Hechos 17:27-28). 



Tal vez la más hermosa descripción de la omnipresencia de  Dios se halla en Salmo 139:7-13: “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba Y habitare en el extremo del mar, Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra. Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; Aun la noche resplandecerá alrededor de mí. Aun las tinieblas no encubren de ti, Y la noche resplandece como el día; Lo mismo te son las tinieblas que la luz. Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre.

Si Dios es omnipresente, ¿por qué le describe la Biblia
como estando en el cielo? He aquí varias razones. 



1) Esto enseña que Dios es trascendente. En otras palabras, El sobrepasa el entendimiento humano y no se halla limitado
a esta tierra. 



2) Se refiere al centro del razonamiento y la actividad de Dios, Su cuartel general por decirlo así. 


3) Se refiere a la presencia inmediata de Dios; eso es, la
plenitud de la gloria y el poder de Dios, a la cual ningún
hombre mortal puede mirar y vivir (Exodo 33:20).



4) Puede referirse también a la manifestación visible de Dios 
a los ángeles en el cielo. No puede significar que Dios es falto de omnipresencia, ni es limitado a un sólo lugar, ni limitado a un cuerpo. De igual modo, cuando la Biblia dice que Dios vino a la tierra o se apareció a un hombre, no niega Su omnipresencia. Meramente significa que el enfoque de Su actividad se ha mudado a la tierra, por lo menos en cuanto a un cierto individuo o una cierta situación. Cuando Dios viene a la tierra, el cielo no está vacío. El puede actuar simultáneamente en el cielo y en la tierra, o en varias localidades en la tierra. Es muy importante que reconozcamos la magnitud de la omnipresencia de Dios y que no la limitemos por nuestra experiencia humana.

¿Tiene Dios Un Cuerpo?

Ya que Dios es un Espíritu invisible y es omnipresente, El ciertamente no tiene un cuerpo como nosotros lo conocemos. El sí tomó varias formas y manifestaciones temporales a través del Antiguo Testamento para que el hombre le pudiera ver. (Véase la sección sobre teofanías más allá en este capítulo.) 

Sin embargo, la Biblia no registra ninguna manifestación corporal permanente de Dios hasta que nació Jesucristo. Por supuesto Dios, en Cristo, tuvo un cuerpo humano y ahora tiene un cuerpo humano glorificado e inmortal.
Fuera de las manifestaciones temporales de Dios y fuera de la revelación neotestamentaria de Dios en Cristo, creemos que las referencias escriturales a los ojos, las manos, los brazos, los pies, el corazón, y otras partes del cuerpo de Dios son ejemplos de lenguaje figurativo o antropomorfismos (interpretaciones de lo no-humano en términos de lo humano para que el hombre pueda comprender).
En otras palabras, la Biblia le describe al Dios infinito en términos humanos y finitos para que podamos comprenderle mejor. Por ejemplo, el corazón de Dios denota Su intelecto y Sus emociones, no un órgano que bombéa sangre (Génesis 6:6; 8:21). 

Cuando Dios dijo que el cielo era Su trono y la tierra estrado de Sus pies, El describía Su omnipresencia, no unos pies literales recostados en la esfera (Isaías 66:1). Cuando Dios dijo que Su mano derecha midió los cielos con la palma, El describía Su gran poder y no una mano grande extendiéndose por la atmósfera (Isaías 48:13). “Los ojos de Jehová están en todo lugar” no significa que Dios tiene ojos físicos en toda localidad, sino que indica Su omnipresencia y omnisciencia (Proverbios 15:3). Cuando Jesús echó fuera demonios por el dedo de Dios, El no arrastró del cielo un dedo gigantezco, sino que ejercitó el poder de Dios (Lucas 11:20). El soplo del aliento de Dios no consistía en partículos literales emitidos por gigantescas narices celestiales, sino el fuerte viento oriental enviado de Dios para abrir el Mar Rojo (Éxodo 15:8; 14:21). El hecho es que interpretacion literal de todas las visiones y descripciones físicas de Dios nos conduciría a la creencia que Dios tiene alas (Salmos 91:4).
En breve, creemos que Dios como Espíritu no tiene un cuerpo a menos que El escoja manifestarse en forma corporal, como lo hizo en la persona de Jesucristo.

Algunos dicen que en el Antiguo Testamento Dios tenía un cuerpo espiritual que era visible a otros seres espirituales como los ángeles. Ellos proponen esta hipótesis porque los espíritus humanos parecen tener una forma reconocible que es visible a otros espíritus (Lucas 16:22-31) y porque algunos pasajes indican que los ángeles y Satanás podían ver una manifestación visible de Dios en el Antiguo Testamento (1 Reyes 22:19-22; Job 1:6). Sin embargo, Dios no necesitaba un cuerpo espiritual para hacer esto porque El podría haberse manifestado en varios tiempos a otros espíritus tal como lo hizo al hombre. Un versículo clave de la Escritura implica que, por lo ordinario, Dios no es visible aun a seres espirituales si El no escoge manifestarse en alguna manera: “Dios fue manifestado en carne . . . visto de los ángeles” (1 Timoteo 3:16). Por lo mínimo, si Dios tenía algún tipo de cuerpo espiritual El ciertamente no se hallaba confinado a él como otros seres espirituales son confinados a sus cuerpos; pues entonces El no sería verdaderamente omnipresente. Por ejemplo, la omnipresencia de Dios significa que El podría haberse aparecido a los hombres en la tierra y a los ángeles en el cielo simultáneamente. También, tenemos que darnos cuenta de que en los tiempos neotestamentarios Dios ha escogido revelarse plenamente mediante Jesucristo (Colosenses 2:9). No hay posibilidad de separar a Dios y a Jesús, y no hay un Dios visible fuera de Jesús. 


Dios es Omnisciente (Todo Lo Sabe)



El Salmo 139:1-6 nos enseña que Dios conoce todo, incluso nuestros movimientos, pensamientos, caminos, maneras, y palabras. Job confesó, “Yo conozco que todo lo puedes, Y que no hay pensamiento que se esconda de ti” (Job 42:2). Dios tiene conocimiento completo de todo, incluyendo el conocimiento del futuro (Hechos 2:23). Así como la omnipresencia, la omnisciencia es un atributo que pertenece solamente a Dios. El es el “único y sabio Dios” (1 Timoteo 1:17). La Biblia no identifica a ningún otro ser quien es capaz de leer todos los pensamientos del hombre, predecir el futuro con certeza, o conocer todo lo que hay de conocer.


Dios es Omnipotente (Todopoderoso)

Dios se identifica como el Todopoderoso muchas veces a traves de la Biblia (Génesis 17:1; 35:11). El tiene todo el poder que existe, y ningún ser puede ejercer cualquier poder a menos que Dios lo permita (Romanos 13:1). Nuevamento, solo Dios es omnipotente, pues solamente un ser puede tener todo poder. Primera de Timoteo 6:15 le describe a Dios como “el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores,” Los santos de Dios en el cielo proclamarán: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!” (Apocalipsis 19:6). 

Dios describe hermosamente Su gran omnipotencia en Job, capítulos 38 al 41. Dios es Eterno Dios es eterno, inmortal, y perdura para siempre (Deuteronomio 33:27; Isaías 9:6; I Timoteo 1:17). El es el primero y el último (Isaías 44:6). El no tuvo principio ni tendrá fin; otros seres espirituales, incluso el hombre, son inmortales en cuanto al futuro, pero sólo Dios es eterno en el pasado y el futuro.

Dios es Inmutable (No Cambia)

El carácter y los atributos de Dios nunca cambian: “Porque yo Jehová no cambio” (Malaquías 3:6). Es cierto que Dios a veces se arrepiente (cambia Su curso de acción en relación al hombre), pero esto es solamente porque el hombre cambia sus acciones. La naturaleza de Dios permanece igual; solamente Su futuro curso de acción cambia para responder a los cambios del hombre.
Por ejemplo, el arrepentimiento de Nínive causó que Dios
cambiara Sus planes para destruir aquella ciudad (Jonás 3:10). Además, a veces la Biblia dice que Dios se arrepiente en un sentido de entristecerse o de sentir pena en vez de el sentido de cambiarse de decisión (Génesis 6:6). Dios Posee Individualidad, Personalidad, y Racionalidad Dios es un ser inteligente con una voluntad (Romanos 9:19) y habilidad de razonar (Isaías 1:18). El posee una mente inteligente (Romanos 11:33-34). El hecho de que el hombre es un ser emocional indica que Dios tiene emociones, pues Dios creó al hombre a Su imágen (Génesis 1:27). La naturaleza emocional esencial de Dios es amor, pero El posee muchas emociones como el deleite, piedad o compasión, odio al pecado y celo por la justicia (Salmo 18:19; Salmo 103:13; Proverbios 6:16; Exodo 20:5). El es tardo en airarse, pero sí puede ser provocado a la ira (Salmo 103:8; Deuteronomio 4:25). Dios puede ser contristado (Génesis 6:6) y bendecido (Salmo 103:1). 

Por supuesto, Sus emociones trascienden nuestras emociones, pero solamente podemos describirle a El usando
términos que describen emociones humanas. 

(Para comprobación adicional de que Dios es un ser individual con personalidad y racionalidad, véanse las discusiones en este capítulo acerca de la omnisciencia de Dios y Sus atributos morales.)

Los Atributos Morales de Dios

“Dios es amor” (1 Juan 4:8, 16). El amor es la esencia de Dios; es Su misma naturaleza. Dios tiene muchas otras cualidades y atributos, muchos de los cuales provienen de Su amor.

La Naturaleza Moral de Dios

1. amor (1 Juan 4:8)
2. luz (1 Juan 1:5)
3. santidad (1 Pedro 1:16)
4. misericordia (Salmo 103:8)
5. benignidad (Salmo 18:35)
6. rectitud (Salmo 129:4)
7. bondad (Romanos 2:4)
8. perfección (Mateo 5:48)
9. justicia (Isaías 45:21)
10. fidelidad (1 Corintios 10:13)
11. verdad (Juan 17:17)
12. gracia (Salmo 103:8)

Estos atributos morales de Dios no son contradictorios, sino que obran en armonía. Por ejemplo, la santidad de Dios obligó una separación inmediata entre Dios y el hombre cuando el hombre pecó. Después, la rectitud y la justicia de Dios demandaban la muerte como la pena del pecado, pero el amor y la misericordia de Dios buscaban el perdón. 



Dios pudo satisfacer a la justicia y a la misericordia mediante la muerte de Cristo en el Calvario y el plan de salvación que resultó de ella.
Nos gozamos de los beneficios de la misericordia de Dios cuando aceptamos la obra propiciatoria de Cristo y la aplicamos a nuestras vidas mediante la fe. Cuando aceptamos y obedecemos por la fe el plan de salvación de Dios, Dios nos atribuye la justicia de Cristo (Romanos 3:21-5:21). Entonces, Dios puede perdonarnos justamente (1 Juan 1:9) y nos puede restaurar a la comunión con El sin violar Su santidad.
La muerte del Cristo inocente y sin pecado y la imputación a nosotros de la justicia de Cristo satisfacen la justicia y la santidad de Dios. Sin embargo, si rechazamos la propiciación de Cristo, solamente nos queda el enfrentarnos sólos al juicio de Dios. En este caso Su santidad demanda separación del hombre pecaminoso y su justicia demanda la muerte para el hombre pecaminoso.
Entonces la justicia y la misericordia son aspectos complementarios y no contradictorios de la naturaleza de Dios, como lo son la santidad y el amor. 

Si aceptamos el amor y la misericordia de Dios El nos ayudará a satisfacer Su justicia y santidad. Si rechazamos el amor y la misericordia de Dios tendremos que enfrentarnos sólos a Su justicia y santidad (Romanos 11:22).
Por supuesto, la lista mencionada arriba no agota las cualidades de Dios. Dios es trascendente y ningún humano le puede comprender plenamente. “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.” (Isaías 55:8-9). “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero?” (Romanos 11:33-34).

Las Teofanías

Una de las maneras en las cuales Dios se reveló en el Antiguo Testamento y trató con el hombre al nivel de un hombre era por medio del uso de teofanías. Una teofanía es una manifestación visible de Dios, y normalmente la consideramos como siendo temporal en su naturaleza.
Como hemos visto, Dios le es invisible al hombre. Para hacerse visible, El se manifestaba en una forma física. Aunque nadie puede ver el Espíritu de Dios, se puede ver una representación de Dios. Enumeradas abajo se hallan algunas de las maneras en las cuales Dios escogió manifestarse en el Antiguo Testamento.
Dios apareció a Abraham en una visión, como un horno humeando y una antorcha de fuego, y como un hombre (Génesis 15:1; 15:17; 18:1-33). En esta última instancia, Dios y dos ángeles aparecieron en la forma de tres hombres (18:2) y comieron comida provista por Abraham. Los dos ángeles partieron hacia Sodoma mientras que Dios se quedó para hablar con Abraham (Génesis 18:22; 19:1).
Dios apareció a Jacob en un sueño y como un hombre (Génesis 28:12-16; 32:24-32). En esta última ocasión, Jacob luchó con el hombre y proclamó, “Vi a Dios cara a cara.” La Biblia también describe a esta apariencia como “el ángel” (Oseas 12:4).
Dios apareció a Moisés en una nube de gloria y en fuego en el Monte Sinaí, habló con él cara a cara en el Tabernáculo, y le reveló Sus espaldas (gloria parcial), pero no Su rostro (toda Su gloria) (Éxodo 24:12-18; 33:9-11; 33:18-23). Estas referencias al rostro de Dios y a la gloria de Dios probablemente son metafóricas de la presencia de Dios y podrían aplicarse a muchos diferentes

tipos de manifestaciones.

Dios se manifestó en la vista de todo Israel mediante truenos, relámpagos, una nube, una voz de trompeta, humo, fuego, y terremotos (Éxodo 19:11-19; Deuteronomio 5:4-5, 22-27). También demostró Su gloria y envió fuego de Su presencia en la vista de todo Israel (Levítico 9:23,24; 10:1-2).

Job vío a Dios en un torbellino (Job 38:1; 42:5). Varios de los profetas vieron visiones de Dios (Isaías 6; Ezequiel 1:26-28; 8:1-4; Daniel 7:2,9; Amós 9:1). 

A Ezequiel se le apareció en la forma de un hombre, envuelto en fuego. A Daniel se le apareció en una visión nocturna como el Anciano de Días. Muchos otros versículos de la Escritura nos dicen que Dios apareció a alguien pero no describen la manera en la cual lo hizo. Por ejemplo, Dios apareció a Abraham, Isaac, Jacob, y Samuel (Génesis 12:7; 17:1; 26:2; 24; 35:9-15; I Samuel 3:21). 
De igual modo, Dios descendió sobre el Monte Sinaí y Se paró junto a Moisés, Se reveló a setenta y cuatro líderes de Israel, descendió en una columna de nube y Se paró frente a Moisés, Aarón, y María, vino de noche a Balaam, y vino al encuentro de Balaam en otras dos ocasiones (Exodo 34:5; 24:9-11; Números 12:4-9; 23:3-10, 16-24).

Además de las apariencias mencionadas arriba, la Biblia registra otras manifestaciones que muchos creen eran Dios mismo. En Josue 5:13-15, un hombre con una espada apareció a Josué y se identificó como el “Príncipe del ejército de Jehová.” Este título y el hecho de que no le reprendió a Josué por adorarle (en contraste a Apocalipsis 19:9-10; 22:8-10) nos sugiere que ésta era realmente una manifestación de Dios. Por otra parte, las palabras de este pasaje dejan abierta la posibilidad de que Josué no le adoró al Príncipe, sino que le adoró a Dios por la apariencia del Príncipe. 


El Angel de Jehová

Algunas de las numerosas manifestaciones del “ángel de Jehová” parecen ser teofanías. El ángel de Jehová apareció a Agar, habló como si fuera Dios, y ella le llamó Dios (Génesis 16:7-13). La Biblia dice que el ángel de Jehová apareció a Moisés en la zarza ardiente, pero después dice que Dios habló con Moisés en aquella ocasión (Éxodo 3; Hechos 7:30-38). Éxodo 13:21 dice que Jehová iba delante de Israel en una columna de nube, mientras que Éxodo 14:19 dice que el ángel de Dios estaba con la columna de nube. El ángel de Jehová apareció a Israel en Jueces 2:1-5 y habló como Dios. Jueces 6:11-24 describe la apariencia del ángel de Jehová a Gedeón y luego dice que Jehová miró a Gedeón. Nuevamente, el ángel de Jehová apareció a Manoa y a su esposa, y ellos creyeron que habían visto a Dios (Jueces 13:2-23).
Otras visitaciones del ángel de Jehová no indican si eran manifestaciones de Dios mismo o no, aunque la gente presume con frecuencia que lo eran. Algunos ejemplos son las apariencias a Abraham en el Monte Moríah y a Balaam (Génesis 22:11-18; Números 22:22-35). A veces el ángel de Jehová claramente no es una manifestación de Dios. Algunos ejemplos son las apariencias a David y a Zacarías (2 Samuel 24:16; I Crónicas 21:15-30; Zacarías 1:8-19). (Véase el Capítulo VII para más discusión.)

El ángel del Señor en el Nuevo Testamento

aparentemente no es más que un ángel, y por cierto no es Jesucristo (Mateo 1:20; 2:13; 28:2; Hechos 8:26).
Al analizar todos estos versículos de las Escrituras, algunos dicen que el ángel de Jehová siempre es una manifestación directa de Dios. Sin embargo, algunas de las arriba mencionadas instancias no apoyan esta idea y dos de ellas actualmente la contradicen. Otros dicen que el ángel de Jehová es en algunas instancias una manifestación de Dios, y en otras no. Esta segunda idea parece ser consistente con las Escrituras.
Una tercera idea, sin embargo, es que el ángel de Jehová nunca es Jehová, sino un ángel literal. Para apoyar esta última idea, uno enfatizaría que los ángeles son voceros, mensajeros, y agentes de Dios. En otras palabras, esta idea contiende que es correcto decir que “el Señor dijo” o “el Señor hizo” aunque El lo dijo o lo hizo mediante la agencia de un ángel. Bajo esta idea, una descripción de un hecho de Dios en el relato de una apariencia angelical es sencillamente una manera de decir en breve que Dios actuó por medio del ángel. Ya que los escritores bíblicos hacen claro al principio de los relatos que un ángel era el agente directo, no tiene que existir ninguna ambigüedad o discrepancia. En esta idea, las personas que reconocieron la visitación de Dios o estaban equivocadas en su creencia que habían visto a Dios mismo, o, más razonablemente, reconocieron que Dios estaba usando un ángel para hablarles y entonces se dirigieron a Dios mediante el ángel. Hay otra manera de reconciliar esta tercera idea con los versículos de la Escritura que identifican al ángel de Jehová con Jehová mismo: a saber, que el ángel apareció visiblemente, pero que el Señor también estaba presente invisiblemente. Entonces, las referencias al Señor como actuando o hablando podrían significar literalmente el Señor y no el ángel.
En resumen, es evidente que el ángel de Jehová en el Antiguo Testamento no era siempre el Señor mismo. Una persona puede sostener plausiblemente que el ángel de Jehová jamás era una teofanía actual, pero no puede  contender con seriedad que el ángel de Jehová era siempre una teofanía. La explicación más sencilla es que la frase, “el ángel de Jehová,” a veces se refiere a una teofanía de Dios pero en otras ocasiones denota nada más que un ángel ordinario.

Un erudito trinitario resume la idea predominante de la siguiente manera:
En el Antiguo Testamento el ángel de Jehová podría ser solamente un mensajero de Dios (la misma palabra hebrea significa mensajero), distinto de Dios mismo (2 Samuel 24:16), o podría ser identificado con el Señor mismo hablando de Sí mismo . . . el hecho de que Dios no puede ser ilustrado con claridad es típico de las teofanías del Antiguo Testamento . . . Dios tiene la libertad de manifestar Su presencia, al mismo tiempo que los humanos tienen que ser protegidos de Su presencia inmediata."

Melquisedec

Muchos le consideran a Melquisedec como una teofanía (Génesis 14:18). Hebreos 7:3 dice que él era sin padre, sin madre, y sin genealogía. Esto podría significar que él era Dios en forma humana, o podría significar sencillamente que su origin genealógico no se hallaba registrado.
Hebreos 7:4 (en la traducción King James en el inglés) se refiere a él como un hombre. Aunque uno le considere como siendo un hombre ordinario o una teofanía de Dios en forma de hombre, el era un típo o una sombra de Cristo (Hebreos 7:1-17).

El Cuarto Hombre en el Fuego

Una supuesta teofanía es el cuarto hombre quien apareció en el fuego cuando Sadrac, Mesac, y Abed-nego fueron lanzados al horno (Daniel 3:24-25). El rey pagano Nabucodonosor dijo, “He aquí yo veo cuatro varones sueltos . . . y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses” (Daniel 3:25). En el idioma original (arameo) no hay un artículo determinado que precede a hijo; es decir el no precede a hijo en este pasaje. La versión Reina-Valera traduce esta frase como “hijo de los dioses.” El rey estaba usando terminología pagana y no tenía conocimiento alguno de la futura llegada del unigénito Hijo de Dios. Lo más probable es que el rey vió un ángel, pues él describió esta manifestación como un ángel (Daniel 3:28). Parece ser que la frase “hijos de Dios” puede referirse a seres angelicales (Job 38:7). A lo máximo, lo que vió Nabucodonosor podría ser solamente una teofanía temporal de Dios. Es seguro que esta no era una vista del Hijo de Dios descrito en el Nuevo Testamento, pues el Hijo no había nacido y el papel del Hijo no había empezado. (Véase el Capítulo V.)

¿Hay Teofanías en el Nuevo Testamento?

El Nuevo Testamento no registra ninguna teofanía de Dios en forma humana fuera de Jesucristo. Por supuesto, Cristo era más que una teofanía; El no era solamente Dios apareciendo en la forma de un hombre sino que era Dios vestido de un cuerpo y una naturaleza humana verdadera.
El ángel del Señor en (Mateo 1:20, 2:13, 28:2 y Hechos 8:26) parece ser un ángel y nada más; no hay evidencia al contrario. Es claro en estos pasajes que el ángel no es Jesucristo. Esto concuerda bien con la conclusión que el ángel de Jehová no era siempre Jehová mismo. La única cosa que podría ser una teofanía en el Nuevo Testamento es la paloma en el bautismo de Cristo. (Véase el Capítulo VIII para una discusión completa de la paloma y la razón especial por su apariencia.)

¿Por qué esta falta de Teofanías en el Nuevo Testamento?

La razón es que no hay necesidad de ellas. Dios se halla plenamente expresado en Jesucristo. Jesús declara y revela completamente al Padre (Juan 1:18). Jesús es la imagen del Dios invisible, el resplandor de Su gloria, y la imagen misma de Su sustancia (Colosenses 1:15, Hebreos 1:3).

Conclusión

En el Antiguo Testamento Dios escogió revelar varios aspectos de Su naturaleza al hombre por medio de varias teofanías. En la era del Nuevo Testamento, la revelación progresiva de Dios mediante las teofanías culminó y hallo perfecto cumplimiento en Jesucristo. Esto nos lleva a los Capítulos III y IV y a la gran verdad que Jesús es el único Dios del Antiguo Testamento.

NOTAS

CAPITULO II

1. Webster’s Third International Dictionary of the English Language, unabridged, p. 2198.

2. James Strong, Exhaustive Concordance of the Bible (Nashville: Abingdon, 1890).

3William Dyrness, Themes in Old Testament Theology (Downers Grove, Ill.: InterVarsity Press, 1979), pp. 41-42.

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